El Rafting, la historia continúa

El Rafting, la historia continúa

Hemos visto en la entrada anterior lo que son los cimientos de la actividad del Rafting, con una pequeña introducción al origen e historia de este deporte.

Pero llegado a este punto, surgen las siguientes preguntas.

¿Cómo llega el Rafting a Europa?


Es en 1982 cuando los franceses de la compañía AN Rafting de la comarca de Les Arcs, comenzaron esta actividad sobre todo en los ríos Isère y Ubaye.

Posteriormente en toda Europa central, donde coexistía y coexiste, por una parte numerosos ríos de atractivo indudable, para las aguas bravas y por otra parte un gran número de kayakistas y canoistas que surcaban sus aguas, hizo que la implantación de esta modalidad fuese prácticamente inmediata, teniendo una extraordinaria acogida, pues facilita enormemente el acercamiento a las aguas bravas y el descenso de ríos de estas características, a neófitos, que para llegar a conseguir esto con un kayak o una canoa, necesitarían muchas horas de preparación técnica.

Si bien es cierto que algunos clubs, incorporaron el rafting dentro de sus actividades, generándose competiciones con este tipo de embarcaciones, sin ninguna duda son las compañías comerciales de turismo activo o de aventura, las que de largo han acercado a una enorme legión de participantes en esta actividad.

Así, de una firma rápida se va ampliando los lugares de práctica de un país a otro, llegando también a España de la mano de los franceses, en 1986 a él Noguera Pallaresa, en el Pirineo Leridano, surgiendo prácticamente de forma inmediata la creación de la primera empresa local, por parte de un grupo de empresarios de la localidad de Sort.

La llegada del rafting a Asturias

A partir de ese núcleo emergente, que a día de hoy sigue siendo el que más actividad comercial genera en el país, se empieza a propagar por  otras comunidades autónomas, llegando a Asturias en 1992, de mano de la Escuela Asturiana de Piragüismo, que también lo llevó a Castilla –León, en el rio Porma.

Desde un principio, como ocurrió en todo el mundo, tuvo un gran éxito de participación, no obstante las presiones que el colectivo de pescadores, llevaron a cabo, creyéndose pisoteados en sus derechos, el hasta entonces casi disfrute exclusivo del rio, unido a la existencia de una Administración Autonómica,  más sensible a sus exigencias, hizo que a partir de 1995 pasara a estar prohibido en los ríos asturianos.

La persistencia en el empeño no cejó, y tras muchos años de negociaciones, aportación de estudios, interpretación de legislación, etc., se volvió a recuperar esta actividad en el año 2008, aunque circunscrita a los ríos Sella y Cares.

Concretamente en el Sella, entre la localidad de Camporriondi y la zona conocida como Los Estayos, en la confluencia con el rio Dobra, mientras que el recorrido por el Cares queda restringido al tramo entre Arenas de Cabrales y Mier.

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