Crucero piragüista sobre el Rio Sella
Reproducimos hoy en su integridad un interesante e histórico artículo editado en el periódico “DEPORTIVA”, de la deportiva Piloñesa, fechado el 8 de septiembre de 1933, que fue casi con total seguridad redactado por José Ramón Lueje, recogido y archivado por nuestro amigo y compañero Roque Rodríguez Noriega, excelente recopilador de la historia de Piloña.
Nos llama la atención aparte del ilustrativo artículo donde se ponen de manifiesto dos Sellas, uno el turístico con Dionisio de la Huerta como principal protagonista y conviviendo este con el eminentemente competitivo.
Por otra parte, no deja de interesarnos la utilización del topónimo L´Ovio para el lugar que actualmente denominamos Llovio, por lo que nos puede dar pistas sobre su origen etimológico, hermanado entonces a la villa Llanisca de Ovio.
CRUCERO PIRAGÜISTA SOBRE EL SELLA
Aun cuando le pese a un cronista deportivo de la capital es esta excursión de las piraguas por el Sella abajo hasta la hermosa villa Riosellana una de las más importantes manifestaciones de la vida deportiva en nuestra región.
Nacida como entrenamiento veraniego para dos amigos, Dionisio de la Huerta y Manés Fernández, ha ido adquiriendo con el tiempo mayor importancia y despertando el entusiasmo de los aficionados al remo y al excursionismo. Desde la canoa desvencijada de Dionisio y el “acorazado” fabricado por Manés en sus “astilleros” del pozu de los caballos primeros que iniciaran la ruta hacia el mar, seguidos por carretera por una decena de amigos, y contemplados con pasmo por algunos labradores de la orilla, hemos venido a parar en la prueba del año actual a una prueba disputadísima entre los representantes de Gijón; Oviedo; Ribadesella; Llanes; Arriondas e Infiesto que desplazó de nuestra villa cerca de cien personas, congregando sobre el puente de Arriondas una multitud, lo mismo que sobre el de Ribadesella y que formo todo a lo largo de la carretera “litoral” una caravana de más de 70 automóviles de turismo y una docena de autocards.
Con ser tan importante como prueba deportiva reúne a nuestro juicio otros factores que la hacen todavía más simpática y merecedora del aplauso y de la benévola acogida de todos; estrecha los lazos de la fraternidad entre varios concejos de Asturias y fomenta de manera positiva el turismo interprovincial, tan necesario.
A las nueve y cuarto de la mañana, - explendida como casi todas las del actual verano, - del de Julio llegaron de Gijón los camiones repletos de encantadoras féminas “e sesudos homes” que fueron recibidos frente al local del club del tennis por los excursionistas de Infiesto. Previo al cambio de saludos y tal se inició la marcha hasta Arriondas a donde se llega a las diez y cuarto sin más novedad, que el intento fracasado siempre, de “orfeonizar algunas canciones”.
Sobre el puente de Arriondas una inmensa muchedumbre despide a las diez y media a varias piraguas que parten en plan turista dando la nota más simpática la encantadora Chona Durán que acompañó a Dionisio de la Huerta en una canoa.
A las once en punto de la mañana, después de bien jalonadas las quillas y previo el sorteo de puestos parten al conjuro de una pistola de “restallu” las siete piraguas que optan a los premios los brazos yodados y musculosos de los remeros que impulsan raudas las frágiles barquillas que llevan al Cantábrico el saludo de la Asturias umbría. El espectáculo de la salida es sinceramente maravilloso.
Puesta en marcha nuevamente la caravana automovilística, ya muy numerosa, se emprende la marcha hacia Ribadesella con parada obligada en todos aquellos sitios que proporcionan amplia visión del rio y permiten, por lo tanto, seguir con interés las incidencias de la carrera. En la segunda parada ya fue posible ver el naufragio de una piragua gijonesa en la que muchos veían un probable vencedor. Mala suerte.
A lo largo de la carretera van apareciendo ya numerosos excursionistas de Santander, Torrelavega, Llanes, etc.
En todas las paradas “discrecionales” la Banda toca y la gente baila. Luego dicen que “como se divierte la gente en Madrid”.
Alrededor de la una llegan las primeras canoas a la meta, algunas no llegaron más que a la “meta” y ¡digo yo!, con motivo de llegar en primer lugar, una canoa de Ribadesella el mitin es apoteósico.
Sesión vermouth hubo quien se lo tomo sin gana y con media arroba de escabechados mejillones. El cronista tuvo en hora tan solemne una vecinita deliciosa, abstemia, morenísima y además ¡resalada!. Tan resalada como las pesetas antes de conocer a Carner y Prieto. (*)
Paseo animadísimo, las encantadoras Piloñesas pasean a “tapar la calle”.
Las Piloñesas para acá, las Riosellanas para allá, todas pasean. Nosotros bizcos. Primeros escarceos amorosos.
Con bastante buena voluntad partimos todos “no muy lejos de allí” hasta L¨ovio para comer en hermosísimo castañedo a orillas de la ría.
Sobre mantel de esmeralda, con tal cual “tropiezu” cobijados bajo las frondas verdes también, los excursionistas hacen prosa vil: comer.
Nota simpatiquísima: La colonia veraniega de Celorio, Ciudad Real, Piloña mitad y mitad, “hacen prosa también con nosotros”
A las tres romería concurridísima con selecto público de toda la provincia. Los escarceos prosiguen. Los “mariposones” “liban” insaciables de puesto en puesto ¡digo! De flor en flor.
A las seis en Ribadesella, en el casino, reparto de premios, baile , que más tarde se traslada a la plaza y en el cual toma parte el pueblo entero.
Resumen; día verdaderamente vivido cuya delicia endulza el alma de unos cuantos más.
(*) La referencia a Carner y Prieto es hacia la figura de los Ministros de Hacienda de la segunda República, Indalecio Prieto Tuero que lo fue desde el 15 de abril de 1931 y de Jaime Carner Romeo desde el 16 de diciembre de 1931 al 24 de febrero del 33, años en que la depreciación en los mercados de la moneda de entonces, la peseta, era notable.